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Vigilados. WikiLeaks o las nuevas fronteras de la información / Susana Díaz y Jorge Lozano (eds.)

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Vigilados. WikiLeaks o las nuevas fronteras de la información, Susana Díaz y Jorge Lozano (eds.), Madrid, Biblioteca Nueva, 2014, 356 pp.

En su página web, WikiLeaks se define como una organización sin ánimo de lucro, siendo su principal objetivo informar al público de lo que sus integrantes consideran “noticias importantes”. Además, la organización insiste en asegurar el anonimato del sistema para sus fuentes, al tiempo que garantiza que sus lectores e historiadores podrán ser testigos de la verdad.

Con esta declaración de intenciones se ponía en marcha la web de Wikileaks (http://www.wikileaks.org) en el año 2006. Sin embargo, no fue hasta 2010 y a través de un acuerdo con cinco de los principales medios impresos internacionales (El País, The New York Times, Le Monde, The Guardian y Der Spiegel), cuando la organización conseguía la repercusión deseada. El método consistió en la filtración masiva a estos medios de comunicación de cables confidenciales del Departamento de Estado norteamericano. La respuesta del gobierno estadounidense fue inminente y ese mismo año se aprobaba el Acta Shield (Securing Human Intelligent and Enforcing Lawful Disemination), una norma que prohibía la publicación de cualquier información que estuviera clasificada como secreto de Estado. Pocos días después de su aprobación, Julian Assange —la cabeza visible de WikiLeaks— fue detenido en suelo inglés como resultado de una orden de captura emitida por la fiscalía de Suecia. Assange estaba acusado de abusos sexuales, aunque él se defendía de tales hechos aludiendo a una persecución internacional que tenía como último objetivo su extradición a Estados Unidos. Después de varias apelaciones fallidas intentando permanecer en Inglaterra, y tras perder el último recurso, el hacker australiano conseguía asilo político en la embajada de Ecuador en Londres, lugar en el que se encuentra a fecha de hoy.

Hasta aquí hemos resumido lo que podría definirse como el relato oficial o al menos el mayoritariamente aceptado del caso WikiLeaks. Pero, ¿por qué eligieron sus integrantes esas cabeceras, y no otras, para dar más visibilidad a su información? ¿Hubiera sido tal fenómeno WikiLeaks sin la colaboración de los medios tradicionales? ¿Cómo se ha construido el personaje de Assange? ¿Cómo queda autentificada la veracidad de los cables y quién la autentifica? ¿Cómo se produce ese proceso de construcción de la verdad? Estas y otras muchas preguntas forman el punto de partida de Vigilados. WikiLeaks o las nuevas fronteras de la información, un libro editado por Susana Díaz y Jorge Lozano, que inaugura “Dossier”, una nueva colección de la editorial Biblioteca Nueva de la que ya se anuncian otros dos volúmenes: La reforma federal. España y sus siete espejos (editado por Juan José Solozabal) y Los valores del republicanismo. Ante la crisis de la representación política (edición de Jacobo Muñoz). Este primer volumen nace como resultado de un proyecto de investigación dirigido por Jorge Lozano y titulado “El fenómeno WikiLeaks en España: un análisis semiótico y mediológico”. No obstante, se han incluido textos de investigadores ajenos al proyecto, contribuyendo, de esta forma, a ofrecer una visión más global del objeto de estudio. Por ello, no es de extrañar queVigilados: WikiLeaks o las nuevas fronteras de la información aporte un nuevo prisma del también denominado caso del Cablegate y una estimulante reflexión para cualquier lector que se aproxime.

“007 contra el Dr. Assange” es el título elegido por Díaz para la introducción, y que ya anticipa que la maquinaria de Hollywood se ha puesto manos a la obra para transformar a este “renacido Robin Hood, aunque ya lejos del bosque de Sherwood, y no armado con un arco y unas flechas sino con un ordenador conectado a la red” (pág. 14), en un pirata informático peligroso que roba los secretos de Estado, el nuevo “oro en la sociedad de información” (ibid.). El Dr. No, el primer villano de las películas de James Bond, conspiraba contra EE.UU intentando desviar de su trayectoria unos cohetes lanzados en Cabo Cañaveral. Eran los años 60, la lucha se centraba en torno a la conquista del espacio y en la identificación del comunismo como una amenaza y de ahí la procedencia china, casualidades de la vida, del Dr. No. Desde entonces, han pasado más de cincuenta años, ya ha desaparecido la amenaza roja, y con unos recortes económicos que han afectado incluso a la NASA, podemos afirmar que han cambiado el enemigo y el campo de batalla. De este modo, en la última película del agente británico, Skyfall, el malo es un hacker con un asombroso parecido al líder de WikiLeaks, como señala Díaz.

El espacio que toca ahora conquistar no es el interestelar sino el virtual, y el enemigo, aquel que tenga un acceso privilegiado a este y que pueda traspasar sus fronteras sin ser visto. Sin embargo, las nuevas tecnologías, los avances informáticos y la capacidad de dominación de estas herramientas cuentan con una aura de mistificación por parte de la sociedad. Esta mistificación debe ser destruida. ¿Cómo? Volviendo a la viejas armas, a las viejas costumbres, sin dejarnos engañar por “las sofisticadas armas de los malvados ciberterroristas” (pág. 22). Siguiendo a la autora, qué mejor forma de demostrar la validez de lo tradicional que matando al protagonista de Skyfall con un simple cuchillo. Un personaje, que minutos antes de su muerte, era capaz de acabar con una multinacional manipulando sus acciones, o de parar un satélite para espiar a los rebeldes insurgentes de Afganistán.

Tras la introducción, en el primer texto que compone el volumen, “WikiLeaks, un archivo”, Jorge Lozano fija las bases teóricas de la investigación utilizando para ello un cuadro semiótico greimassiano en el que se oponen las categorías “secreto”, “transparencia”, “no secreto” y “no transparencia”. Además, añade que “estas categorías semánticas podrían encontrar parasinónimos como opacidad, visible e invisible, etc.” (pág. 46). Esto le lleva a plantearse la cuestión de la visibilidad: ¿algo transparente es necesariamente visible? ¿Podría transformarse lo visible en invisible por exceso de visibilidad, como ocurría en el relato La carta robada de Edgar Allan Poe? El eje articulador del libro queda así establecido en torno al problema de la visibilidad de los documentos filtrados. Al respecto, Susana Díaz y Jenaro Talens subrayan que “el despliegue de Wikileaks nos ha enseñado (…) que la mera puesta en visibilidad de la información no garantiza nada, por cuanto puede fácilmente convertirse en una forma de invisibilidad si no va acompañada del análisis de las mediaciones que la vehiculan” (pág. 70).

Los capítulos de Guillermo López García y Pablo Francescutti realizan un estudio más pormenorizado de las mediaciones: los medios de comunicación que sacan la noticia. López García centra el debate en la necesaria convivencia de los medios convencionales con los nuevos medios tecnológicos dado que “es indudable que las informaciones de WikiLeaks solo han llegado a tener la influencia necesaria para poner en aprietos al poder al que pretende denunciar gracias al concurso de los medios de comunicación” (pág. 205). Por su parte, Francescutti señala la ventaja competitiva que supuso para el diario El Paísestar entre el grupo de los cinco elegidos por Assange, ya que como único medio de habla hispana, “sus competidores se vieron en la disyuntiva de repetir las informaciones del ‘periódico global en español’, o resignarse a que sus lectores visitaran elpais.com” (pág. 121). Además, al igual que hicieron los otros medios, la información salía primero a través de la plataforma digital, y solo a través de la red se podía acceder a toda la información, desbancando al resto de la prensa tradicional, lo que les sirvió a estos medios “de pértiga con la que dar el gran salto a la digitalización” (pág. 122).

Junto con la invisibilidad, hay otro elemento fundamental, el de la opacidad (según había establecido Lozano en la página 48). Esta se relaciona aquí con aquellos componentes que no se ven pero que han servido para la construcción del relato, siendo por lo tanto complementaria a la visibilidad, y no antagónica. En este sentido, resulta muy ilustrativo el capítulo de Juan Carlos Fernández Serrato, que centra su investigación en la espectacularidad que nace alrededor del fenómeno WikiLeaks y que se alimenta no tanto de la propia información sino de lo que esta información supone, esto es, “su potencialidad escandalosa” (pág. 77).

Mención aparte merece la entrevista de Marcelo Serra a Alberto Abruzzese, que se integra perfectamente en el carácter analítico del conjunto de la obra. Partiendo de una cuestión general relacionada con el debate que ha planteado WikiLeaks en relación con los secretos y su papel en la sociedad de la información, se llega a un análisis muy concreto sobre la figura de Assange. Respecto a esta última consideración, Serra señala que la reflexión de Abruzzese se ofrece desde tres enfoques distintos. En el primero, la figura de Assange “permite razonar acerca de las relaciones de intercambio entre los medios generalistas y la red” (pág. 280). En segundo lugar, el escritor italiano se detiene en la construcción del personaje, reconociendo en él “las características típicas de muchas figuras del imaginario del Novecientos” (ibid.), entre otros, Lord Byron. Finalmente, el hacker australiano “por su implicación política, su formación y su cercanía con el movimiento hacker” (ibid.) serviría de punto de partida “para discurrir acerca de las características contemporáneas del trabajo intelectual, de la misma figura del intelectual y de sus posibilidades de intervención en el espacio público” (ibid.)

En conclusión, Vigilados: WikiLeaks o las nuevas fronteras de la información aporta una perspectiva crítica a las preguntas que se han suscitado a raíz de las  filtraciones de la plataforma, principalmente las llevadas a cabo en el año 2010. El llamado Cablegate parece encontrarse bastante lejos de lo que supuso en su momento el Watergate, una prensa independiente capaz de derrocar a un gobierno. Es por ello que la reflexión que nos encontramos en este libro no se deja llevar por la euforia de los primeros momentos en los que se vivía el fenómeno WikiLeaks como un cambio de paradigma informativo, sino que centra su reflexión en el binomio visibilidad/opacidad.  En un momento en el que tanto la lectura como la reflexión crítica no parecen estar en un estado óptimo de salud, un recorrido por este libro parece señalar que no todo está perdido.

Elvira Calatayud Estevan (UVEG)