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Pierre Bourdieu en Argelia / Franz Schultheis y Christine Frisinghelli (ed.)

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28.
Pierre Bourdieu en Argelia. Imágenes del desarraigo, Franz Schultheis y Christine Frisinghelli (ed.), Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2011, 243 pp.
Fotografía. Uso militante

Cuando en 1961 un joven Bourdieu encara la realización de un estudio sociológico sobre la imagen fotográfica, termina concluyendo que «no hay nada menos raro que una fotografía» (2003: 88). Un arte medio, libro del que se extrae la cita precedente y que realizó bajo la tutela de Raymond Aron y con la financiación de Kodak, pasará a ser desde la fecha de su publicación lectura obligada en la investigación fotográfica. Por aquel entonces, Bourdieu, había vuelto hacía no mucho tiempo de una larga estancia en Argelia. Este periodo que se extiende desde 1955 a 1961 y que le permite conocer de primera mano el contexto de una guerra anticolonial marcarán, irreversiblemente, su producción académica y, como él mismo declarará años después, su personalidad como investigador. Así, tal y como Bourdieu concluyó en su único estudio centrado exclusivamente en la fotografía, el medio fotográfico fue para él el camino evidente, necesario y sencillo que le permitió alcanzar otro fin: gracias a las imágenes que tomó durante los cuatro últimos años de estancia en Argelia, pudo elaborar algunas de sus investigaciones más conocidas. O dicho de otro modo, la fotografía en manos de Bourdieu es, sobre todo, una herramienta metodológica que le permite ponerse en contacto con una sociedad a la que retrata para observarla detenidamente, en primera instancia, e intentar conocerla, después.

Pero el libro objeto de esta reseña, en el que se incluyen 177 fotografías tomadas por Bourdieu, no fue pensado por él, aunque en parte contó con su supervisión. Este volumen, surge como consecuencia de la exposición fotográfica que, poco después de su fallecimiento en 2002, se organizó en el Institut du Monde Arabe de París y en el Kunsthaus de Graz en Austria. La muestra inaugurada en 2003 fue el resultado de una minuciosa labor curatorial (Bourdieu llegó a atesorar más de mil fotografías de su etapa argelina sin contar otras tantas que desaparecieron en sus mudanzas) que junto a él llevaron a cabo el sociólogo austriaco Franz Schultheis y la comisaria Christine Frisinghelli y que se convirtió, de cierta manera, en el homenaje póstumo al teórico de campo francés. Ocho años después de esa exposición, en 2011, y con alguna otra aparición previa, las fotografías de Bourdieu llegan a Madrid para ser expuestas en el Círculo de Bellas Artes durante cuatro meses (la muestra tuvo lugar desde el 13 de octubre de 2011 al 15 de noviembre de 2012). Junto a la exposición, se editó este libro ya en castellano y con algunos cambios con respecto a otras publicaciones precedentes. Como puede deducirse de este periplo expositivo y editorial, el trabajo fotográfico del sociólogo no sólo fue interesante para argumentar sus reflexiones o, en el mejor de los casos, ilustrarlas. Bourdieu, el fotógrafo, también existió. Y sus imágenes han despertado interés en un contexto, podemos decir, artístico, aunque como asegura Frisinghelli: «Pierre Bourdieu se mostró escéptico ante la idea de publicarlas y de hacer con ellas una exposición, pues no deseaba sobrevalorar su impacto artístico y estético» (p. 230).

Pues bien, para comprender los pormenores de la actividad fotográfica de Bourdieu es imprescindible acudir a este volumen. Tomando como hilo conductor las fotografías de Argelia, el libro pretende, también, dar a conocer algunas peculiaridades de esta faceta fotográfica del sociólogo aún poco conocida. Por eso el texto se divide, fundamentalmente, en seis partes muy diferentes entre sí que conforman una estructura más cercana al manual de consulta que al catálogo de exposición. Junto al análisis de Schultheis (su esclarecedor título marca los polos entre los que se ubica el trabajo fotográfico de Bourdieu: «Pierre Bourdieu y Argelia. De la afinidad electiva a la objetivación comprometida») y la descripción detallada del archivo y  proyecto expositivo que nos ofrece Frisinghelli, puede leerse también una extensa entrevista a Bourdieu y numerosas citas pertenecientes a sus estudios más destacados ordenadas en torno a cinco ejes temáticos («Guerra y mutación social en Argelia», «Hábitus y Hábitat», «Hombres. Mujeres», «Campesinos desarraigados» y «Economía de la miseria»). Además, sumado a todo el material fotográfico presente en el libro, se incluye una secuencia de veinticinco fotografías compuesta por Bourdieu e, incluso, se proporciona al lector un detallado índice de imágenes y numerosas referencias bibliográficas del trabajo argelino del sociólogo.

La consulta detenida de este material permite identificar tres grandes inquietudes presentes a lo largo de todo el volumen: primero, la particular vinculación entre el medio fotográfico y el trabajo sociológico de Bourdieu; segundo, la descripción pormenorizada de la miseria y la violencia (ya no simbólica, sino real) con la que convive Bourdieu en plena Guerra de Liberación argelina; y, por último, la crítica de este a la imposición de un sistema económico neoliberal, por tanto unidireccional («los negocios son los negocios»), que poco tenía que ver con el código de tradiciones imperante en Argelia y que deja sentir injusticias papables en una sociedad diezmada por la guerra. Ese contexto nacional se convertirá para Bourdieu en un «laboratorio social» (p. 12) del que intenta dar testimonio de la manera más fiel posible, no sin enfrentarse a los problemas que le plantea un uso ingenuo de sus técnicas de investigación. Me explico: uno de los aspectos más i-nteresantes del libro, creo yo, es comprobar, precisamente, cómo Bourdieu declara sus problemas al enfrentarse a conflictos metodológicos medulares para estudiar una sociedad muy compleja y para ser el interlocutor que, tras la obtención de pruebas, intenta construir una explicación razonada de algunos cambios producidos en Argelia. De forma asombrosa, Bourdieu declara no sólo cómo se encontró superado por un contexto inasible para él (conocidas son sus maratonianas jornadas de trabajo y sus escasas horas de sueño en aquellos años), sino también cómo descubrió una cierta «irresponsabilidad académica» (p. 37) que le hizo poner en duda parte de las herramientas de estudio fundamentales para las disciplinas sociológica y antropológica. Con cierto pudor, Bourdieu cuenta que llegó a hacer test de Rorschach o minuciosas encuestas de consumo confiando ingenuamente en que eso le daría la clave para comprender la sociedad que estudiaba. Así, llegó a la conclusión de que «Era muy difícil hablar con justicia de todo eso: no se trataba en absoluto de campos de concentración. Era dramático, pero no como se decía» (p.38).

Aun así, Bourdieu, tal y como afirma Schultheis, es el claro ejemplo del investigador que, dejando atrás la burocracia taylorista de las encuestas de investigación, demuestra firmemente el nexo de unión que existe entre la recogida de datos y la interpretación de los mismos. Una de las herramientas que le permitió hacer precisamente ese salto cualitativo en sus investigaciones (poner en marcha una verdadera «objetivación participante» p. 16) fue el uso militante de la fotografía. Bourdieu conoce, como no podría ser de otra manera, los límites de esta disciplina para aportar pruebas a sus investigaciones. Sabe que la fotografía no le proporciona más que ciertos indicios que deberán ser observados detenidamente a posteriori. Pero valora, precisamente, la capacidad de la práctica fotográfica para entablar relaciones con aquello que se fotografía y para retener lo visto como una de las bondades más características de ese medio. Mirada y memoria, por tanto. Sólo a través de este proceso, Bourdieu pudo dejar a un lado en ese momento el reporterismo gráfico, para intentar extraer de su material fotográfico una cierta lógica y «efectos transhistóricos» (p. 48) que le permitieran entender, por ejemplo, los enormes desplazamientos de población que se estaban produciendo de la Argelia rural a la urbana a consecuencia de la guerra. «Ver para hacer ver, comprender para hacer comprender» (p. 18).

Como resultado de esta labor fotográfica, contamos hoy con un rico conjunto de  imágenes que han sido puestas en relación con cierto humanismo documental practicado anteriormente por grandes representantes de la historia fotográfica como Walker Evans. En su celebre libro realizado junto a James Agee Elogiemos ahora a hombres famosos, Evans nos enseñaba la miseria de tres familias de algodoneros de Alabama. Creo que las imágenes de Bourdieu (por cierto, con predilección por las espaldas de mujeres y hombres a los que parece no querer importunar con su práctica fotográfica) se diferencian en algo fundamental de este humanismo, llamémosle, estadounidense. La conocida reflexión de Sontag (2007: 95-96) a cerca de las características de un tipo de fotografía documental muy vinculada a Estados Unidos es aplicable en este caso: lejos de ofrecernos unas imágenes moralistas que intentan, hasta cierto punto, remover conciencias tal y como es evidente en cierta fotografía americana, las imágenes de Bourdieu se vinculan, más bien, con una tradición fotográfica y documental europea. Contienen, principalmente, el interés por testimoniar para comprender lo que pasa, por descifrar lo que se coloca delante de su objetivo. Por eso, es tan interesante la secuencia incluida al final del libro: nueve fotografías con un ligero contrapicado (recordemos que Bourdieu trabajó en Argelia con una Zeiss Ikoflex, por tanto con una cámara cuyo objetico estaba a la altura de su pecho), nos descubren a un fotógrafo parado durante horas frente a un cruce de caminos. Sólo así, deja Bourdieu que la vida se cuele a través su cámara. Sólo así, podrá comprender él, en primera instancia, y nosotros, después, los matices que esconde la complejidad de una sociedad fotografiada en plena revolución.

Referencias bibliográficas
  • AGEE, James y EVANS, Walker (1993), Elogiemos ahora a hombres famosos. Barcelona: Seix Barral.
  • BOURDIEU, Pierre (2003), Un arte medio. Barcelona: Gustavo Gili.
  • SONTAG, Susan (2007), Sobre la fotografía. Madrid: Alfaguara.

Nieves Limón (UC3M)