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Pensar la historia del cine / Valeria Camporesi

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Pensar la historia del cine, Valeria Camporesi, Cátedra, Madrid, 2014, 212 pp.

El estudio de la historia del cine supone algo más que la relación de fechas, épocas y películas según determinados criterios impuestos por el culto cinéfilo que se basan en el carácter meramente mitológico del fenómeno cinematográfico. Es una característica que se da en la mayor parte de las manifestaciones de la cultura popular del siglo XX (también en la música rock, por ejemplo), al reducir la expresividad de los medios a la merca capacidad de generación de un pasado nostálgico. Así pues, elaborar una historia del cine supone plantearse aspectos como los mecanismos de producción y distribución o los contextos de las distintas películas y movimientos para entender el diálogo que van suscitando los textos más allá de esa experiencia de evocación de recuerdos personales.

Éste es el punto de partida que ha de plantearse toda historia, incluso las que tienen un carácter divulgativo o las que se dirigen, en primera instancia, a un público no especializado, como es el caso del libro de Valeria Camporesi. Ya en su título la autoramuestra esta reflexión de partida porque la obra no se titula, por ejemplo, “Historia del cine” sino Pensar la historia del cine, apelando a esa voluntad de reflexión que conlleva la elección de unas películas concretas para explicar algunos de los asuntos más destacados de una manifestación cultural de una cierta longevidad (cuenta ya con más de cien años de existencia) y extensión (puesto que hay prácticas e industrias cinematográficas en todo el mundo).

Camporesi realiza un recorrido sintético en el que muestra las claves del cine a través de un breve corpus de películas representativas. La elección responde a que, según la autora, “se han querido traer a primer término su valor como fuentes para repensar el devenir de la presencia y el significado del cine en las sociedades que lo han producido y disfrutado” ya que “la inclusión del cine en el sistema de las artes no puede no pasar por una esmerada atención hacia las condiciones socioindustriales en las que ha estado, y está inmerso” (pág. 15). Esto es, al escribir sobre la historia del cine hay que estar atentos para evitar caer en el error, señalado en su momento por Jenaro Talens y Santos Zunzunegui (1998: 34), de “confundir esa historia con la historia de las películas (o de los autores), dejando de lado el carácter complejo y multifacético del fenómeno cinematográfico; un fenómeno que no se agota sin proceder a convocar los factores económicos y sociológicos, sin duda, pero también los que afectan a su dimensión lingüística y cultural, en el amplio sentido de la palabra”.

El libro de Camporesi está estructurado en diez unidades temáticas que guardan un orden cronológico para plantear algunos de los asuntos más importantes de la historia del cine: las primeras películas, el uso del montaje, el surrealismo, el cine clásico de Hollywood, el neorrealismo italiano, el cine japonés de los años 50, la nouvelle vague, elnuevo cine latinoamericano, la crisis del cine de los años 70 y los nuevos cines en el tránsito al siglo XXI. Además, el recorrido se realiza a partir de los textos con el análisis de diez películas: cintas de los hermanos Lumière y de Edison, Intolerancia (D.W. Griffith, 1916), La edad de oro (Luis Buñuel, 1930), Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941), Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1948), Rashomon (Akira Kurosawa, 1950), Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1959), La hora de los hornos (Fernando Solanas y Octavio Getino, 1968), El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) y Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999). Cada capítulo se completa con un breve apéndice formado por fragmentos de textos históricos de autores como Maxim Gorky, D.W. Griffith, S.M. Eisenstein, Walter Ruttmann, André Bazin, Ingmar Bergman o Glauber Rocha.

Pese a que esta estructura podría llevar a pensar en un manual de urgencia, Pensar la historia del cine constituye una magnífica introducción al cine que señala los puntos más conflictivos para provocar el debate en el lector. Para empezar, los análisis fílmicos se abren a un diálogo con más películas que actúan como contrapesos. Así, al estudiar Intolerancia, Camporesi menciona las obras de Kuleshov, Eisenstein o Vertov. Del mismo modo, la obra de Welles conduce a autores como Chaplin, John Ford o Buster Keaton, lo que supone que el lector tenga una perspectiva muy amplia de la historia del cine, sin verse sometido a un bombardeo de nombres y referencias. A lo largo de esta historia del cine que plantea Camporesi asistimos también a la construcción de la sintaxis y semántica fílmicas, la institucionalización del modelo de Hollywood y la crisis de un lenguaje emparentada con la decadencia de ese esquema industrial hegemónico.

Un caso especialmente interesante lo constituye el último capítulo, dedicado a la crisis del cine, estudiada desde la lectura de Eyes Wide Shut. Más allá de las valoraciones que pueda merecer la obra de Stanley Kubrick, la película le sirve a la autora para reflexionar sobre la crisis del espectáculo cinematográfico en un contexto cultural y unos hábitos de consumo muy diferentes de los de principios del siglo XX, cuando el cine emergió como el gran generador de imaginarios y, en última instancia, de evocaciones nostálgicas refrendadas en la visión historiográfica y cinefílica de carácter mítico. El libro no se conforma, así pues, con la revisión de las lecturas tradicionales de los textos, sino que propone interpretaciones que nos remiten sin cesar al valor del cine para el estudio de nuestra sociedad.

Las diferentes líneas que deja abiertas el libro de Valeria Camporesi se indican también en la apertura geográfica al estudiarse la cinematografía de países como España, Japón, Argentina, Italia o Francia, renunciando así al canon unívoco que representa la visión hollywoodiense. En definitiva, Pensar la historia del cine es una obra que constituye una magnífica iniciación al cine al tiempo que le ofrece al lector especializado claves novedosas de algunas de las películas más conocidas. En sus páginas, la autora consigue conjugar las distintas exigencias de los lectores interesados en una obra de este tipo que no deja de presentar temas de reflexión oportunos para analizar el pasado y el presente del hecho cinematográfico.

Referencia bibliográfica

Talens, Jenaro y Zunzunegui, Santos (1998): “Introducción:por una ‘verdadera’ historia del cine”, en Historia general del cine, Volumen I. Los orígenes del cine, Madrid: Cátedra, pp. 9-38.

Manuel de la Fuente